Cristianos en Política

¿Cómo actuaremos los cristianos frente a una nueva plandemia?

El 2020 dio inicio a uno de los períodos más complejos y difíciles para la humanidad. El cercenamiento de las libertades individuales como nunca habíamos visto en toda nuestra historia, frente a un problema que se presentaba como global: una pandemia.

No es mi deseo polemizar en cuanto a la gravedad de la pandemia que vivimos todos. Ya que las cifra, dependiendo como las tomemos, pueden dar cuenta de muchos análisis.

Lo cierto es que se suprimieron libertades básicas. Las personas no podían salir de sus casas, los negocios no podían realizar su trabajo, se obligaba a la mayoría de ciudadanos a quedarse en sus casas “por su bien”. Y vimos como muchos de los funcionarios que abogaban por el masivo encierro, aprovechaban su rol para hacer cuánta fechoría pudieron. En Argentina, por ejemplo, el ex presidente hizo cuánta maldad pudo, mientras la población permanecía encerrada.

Ni hablemos de los graves problemas de salud mental que vinieron aparejados con el encierro. Cómo a muchos abuelos les hizo muchísimo daño quedarse en sus casas sin ver el sol por varios días, en muchos casos. ¿Es válido que un gobierno se arrogue el derecho que encerrar a los ciudadanos en sus propias casas? De hecho, casi la totalidad de iglesias cerraron sus puertas durante el encierro. Y muchos pastores agacharon la cabeza, sin decir nada, y se justificaban diciendo: “Bueno Dios permitió esto por algo, tendremos que hacer los cultos en casa”.

El hecho es que muchos ministros desconocen quizá que hay que honrar a las autoridades cuando estas hacen lo correcto y realmente velan por el bien común. Pero nunca una ley humana puede estar por encima de una ley divina. Un gobierno jamás debería tomarse semejante atribución y no permitir que los individuos y las familias se junten, por ejemplo, a compartir, adorar y orar juntos.

Las pandemias venideras, artificiales o no, llegarán. Eso implicará medidas que muchos países querrán tomar de manera coordinada y global. Entonces la pregunta es: ¿Cómo responderemos los cristianos si nuevamente un gobierno quiere prohibir las reuniones religiosas? ¿Dejaremos que pisoteen nuestro derecho natural a expresar nuestra libertad de conciencia y de fe?

O alzaremos la voz sabiendo cuales son nuestros derechos básicos. Espero que los ministros religiosos tengan esta vez valentía para pararse de frente contra los Césares que quieran acallar la voz de los que simplemente quieren ejercer su libertad de conciencia. Creo que los cristianos del primer siglo tendrían esa actitud, de hacerle frente a una potestad humana, porque es solo eso. Nuestro primer acto de obediencia se lo debemos al Creador, luego a las autoridades terrenales.

Las fueras de seguridad no están para prohibir reuniones de personas que solo quieran orar y tener un tiempo de compartir la fe juntos.

La persona que tiene conciencia de esclavitud va a pedir que nos encierren porque nos tienen que cuidar. Porque en el fondo predomina el miedo. Los seres humanos fuimos creados para vivir en libertad. Esa libertad no es para vivir en libertinaje, sino para ser responsables. No estoy diciendo que hagamos cualquier cosa. Al contrario, la sana libertad se ejerce con responsabilidad, pero la misma no debería ser impuesta de manera coercitiva por el estado.

Espero que la iglesia sea la voz profética y que la misma no se pierda por una plandemia que los gobiernos usarán para quitarnos libertades a los ciudadanos y avanzar con las agendas de los organismos supraestatales. NO sea cosa que estos organismos quieran avanzar con las agendas globalistas usando de pretexto las futuras pandemias.

Y aun cuando quieran hacerlo, si el Señor no lo permite no podrán hacerlo pero a nosotros nos toca ser la voz en medio de tanto silencio.

Omar Sarmiento