En la inauguración del templo evangélico Portal del Cielo, en Chaco, el presidente Javier Milei dio un discurso en tono de campaña electoral.
Desde este modesto espacio hemos dado a conocer las distintas noticias respecto de la participación de los cristianos en la vida política. Considero que ese ámbito fue profundamente deteriorado por dirigentes corruptos y mezquinos, lo que causó un gran perjuicio a nuestras naciones. Que ahora se involucren cristianos íntegros, con ideas renovadoras, resulta positivo y saludable para la democracia.
Sin embargo, considero que también es clave que ese involucramiento sea sano y de una forma sabia. Las aguas hay que mantenerlas separadas.
En dicha inauguración del templo se le permitió al presidente hacer un uso político de una plataforma que debería ser para el avance del reino y la proclamación del evangelio. Está muy bien que un presidente visite una iglesia y que como autoridad civil se la reconozca y se la honre y hasta se ore por él. Pero otra cosa muy diferente es cederle el micrófono y toda la plataforma para que se enuncie un discurso puramente político y en clave electoral.
Había una algarabía desmedida y muchas personas cautivadas por la visita del presidente. Uno puede reconocer la labor de un funcionario, orar por él, bendecirlo, pero otra cosa es darle la plataforma para el anuncio de un discurso político que además carecía de espontaneidad porque estaba todo escrito, como si fuese un acto de campaña. Justamente Milei que ha sobresalido por su espontaneidad.
La transmisión del evento se hizo vía YouTube, tanto en el canal oficial de la iglesia como en el del gobierno nacional, y en los dos se mostró la placa de presentación de “presidencia”. Es decir, se mostró el discurso del presidente que duró más de media hora como un acto oficial del gobierno.
Pensemos en todas las personas que estaban en el templo o de los cientos de cristianos en todo el país que no comulgan con las ideas del gobierno y que vieron el discurso. Dio la sensación de que todos los evangélicos apoyaban al presidente cuando no es así. Porque en la iglesia hay distintas posturas políticas y todas respetables claro. Por lo tanto, la iglesia tiene que mantenerse independiente de las posturas. Eso no significa que la iglesia es apolítica, de ninguna manera, pero no puede ser partidaria o mostrarse como tal, o ceder una plataforma para un uso partidario.
La iglesia no puede ser complaciente con el poder político.
Insisto, creo que es menester que pastores y hombres de Dios puedan estar cerca de políticos y funcionarios para ser de guía, de ayuda espiritual o incluso, de confrontación cuando sea necesario.
Pero el poder político puede ser engañoso, seductor y cautivante. Los pastores y líderes religiosos tienen y tenemos que tener la sabiduría para poner límites a los políticos que quieran usar el púlpito para fines electorales. El diablo sabe más por viejo que por diablo. Aún cuando considere que un presidente esté haciendo las cosas bien, seamos sabios, tenemos que mantener las aguas separadas.
Con esto, de ninguna manera quiero desacreditar el gran trabajo que realiza el pastor Ledesma con sus lideres y colaboradores. Me consta que hacen un gran trabajo social y espiritual en Chaco. Son una gran bendición para esa provincia. También creo que como iglesia estamos aprendiendo a caminar esta batalla que se libra en el mundo espiritual, cultural, político y eclesiástico.
Pero no tenemos que perder el foco y no nos tenemos que dejar embelesar por el poder político de turno. La iglesia no tiene que perder la perspectiva profética que tiene que ser para el poder político.
¿Hay un gran peligro en que muchos se vuelvan más fanáticos de su dirigente político que del mismo Cristo?
Estimados cristianos que están en la arena política, no nos confundamos, la transformación de una nación no viene solo por el poder político, sino que comienza por el avance del evangelio. En todo caso, el poder político va a materializar el cambio de una nación cuando ésta respeta y honra los principios de la palabra de Dios.
Dios le permitió a Javier Milei liderar algunos cambios, pero, en todo caso fue el Rey de Reyes quien permitió que ese hombre lideres los destinos de la nación, pero la iglesia no debe dejar su labor y permitir que se usen plataformas del evangelio para otros fines. Al margen de que uno pueda coincidir o no con sus políticas, creo que las aguas siempre se tienen que mantener separadas.
Que los políticos hagan su trabajo como mejor lo tengan que hacer y que los líderes cristianos mantengamos nuestra vocación de ser agentes del reino para expresar los diseños de Dios para nuestra nación.
Que Dios siga bendiciendo Argentina.
Omar Sarmiento