Te toman por un “aleluyero buena gente” que se mete en un terreno que no conoce. Defensa: En Argentina contamos con una enorme cantidad de evangélicos profesionales de alto nivel que pueden marcar una gran diferencia en la gestión pública. Es momento de salir de la “humildad” exagerada y responder con argumentos sólidos cualquier pavada que se diga en nombre de la política.
Milenaria desconfianza de tus pares porque supuestamente usarás el púlpito para hablar de tu postura ideológica. Defensa: Es posible hablar la verdad de Dios sin partidismos. La Biblia está llena de consejos y mandatos divinos respecto de la vida civil del cristiano.
Sospechoso de ser “trucho” porque otros antes que tú hicieron desastres en nombre del Señor. Defensa: Pagan justos por pecadores que ensuciaron la política con mentira, hipocresía y corrupción. La clave es tener paciencia y demostrar que no somos lo mismo.
Candidato a ser usado por lo peor de la clase dirigente argentina. Defensa: Ser buena persona no significa ser ingenuo. Se necesita astucia de serpiente.
Algunos hermanos dejan de hablarte porque estás en el partido “equivocado”. Defensa: No existe el partido bíblico perfecto. La clave es estar donde Dios lo indique y, desde allí, hacer la diferencia.
No aceptas el consejo “super recontra sabio” de los hermanos que lo saben todo. Defensa: Desde el escritorio o desde el extranjero, cualquiera sabe cómo arreglar el país. Caminar las calles y sentir a la gente es la mejor escuela para entender qué es lo mejor que se puede hacer por los ciudadanos.
Errores políticos del pasado te inhabilitan para actuar hoy. Defensa: Nadie es perfecto; todos cometemos errores. Con humildad y arrepentimiento, siempre es posible comenzar de nuevo. Aprender a diferenciar una mala decisión política de un acto de corrupción es imprescindible para tener autoridad moral.
Que los hermanos le crean más a la prensa contaminada que a vos. Defensa: Es parte del precio de ser figura pública. La clave es defender tus posturas con honestidad, transparencia y pasión. Estar limpio y poder demostrarlo es lo fundamental; el resto son palabras sucias que forman parte del juego político.
Sentirte solo, peleando en el desierto. Defensa: No somos pocos los evangélicos argentinos llamados a la política. El desafío es reunirnos, conocernos, respetar las diferencias y establecer una meta común: ser instrumentos en manos de Dios para la transformación.