Cristianos en Política

Políticos cristianos: ¿Construcción con autoridad espiritual o simple oportunismo político?

No es raro ver cristianos incursionando en política con entusiasmo, pero sin un verdadero respaldo espiritual. En una era donde las bancas y cargos se disputan con astucia humana, debemos preguntarnos: ¿estamos enviando políticos con autoridad del Reino o simplemente creyentes con intenciones buenas pero sin poder de transformación?

 

Un cristiano sin autoridad espiritual real es, en la práctica, igual a cualquier otro político. Puede tener fe, pero no tiene impacto. Puede tener valores, pero no tiene victoria. Porque la lucha política —aunque visible en lo cultural— es en esencia una batalla espiritual.

Cristianos en politica

 

1. La política y la guerra espiritual: más que leyes, se trata de poder

El apóstol Pablo lo dijo claramente: “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Efesios 6:12).

Un político cristiano sin autoridad apostólica no puede gobernar verdaderamente, porque la autoridad del Reino no es sólo legal o institucional, sino espiritual.

 

 

Y eso no se recibe por ganar una elección, sino por pasar por procesos de formación, rendición, quebranto, cobertura y envío.

 

 

2. La diferencia entre ser enviado y ser empujado

Hay una gran diferencia entre ser enviado por Dios con autoridad del Reino y ser simplemente empujado por una oportunidad. La autoridad espiritual no se improvisa: se construye en secreto, en obediencia, en sometimiento a una cobertura espiritual legítima.

El que es enviado por Dios tiene respaldo. El que se sube por su cuenta solo tiene una banca, pero no tiene espada.

La autoridad apostólica no se hereda ni se elige. Se reconoce por el fruto y el respaldo espiritual que produce”

 Sin autoridad espiritual, no puedes ejercer dominio. Y donde no hay dominio, los principados continúan gobernando.” John Eckhardt, «Activating the Apostolic»

3. Construcción a largo plazo: un camino de formación y fuego

El político cristiano debe construir con visión y paciencia, sabiendo que está llamado no solo a ocupar, sino a transformar. Y esa transformación empieza por la raíz espiritual del territorio.

Construir a largo plazo implica:

Formación bíbli

    • Formación bíblica y técnica.

    • Sumisión a una autoridad espiritual legítima.

    • Discernimiento del mundo espiritual y territorial.

    • Intercesión estratégica y guerra espiritual territorial.

    • Unidad con otros líderes del Reino.

Quien no tiene esta construcción, aunque gane votos, no podrá liberar ciudades.

4. El espejismo del oportunismo: sin autoridad y sin poder

Muchos acceden a cargos sin proceso, sin cobertura, sin visión. Asumen bancas porque se abrió una puerta, pero entran sin armas. Son figuras visibles pero sin impacto real en las estructuras invisibles del mal.

Y como no tienen poder espiritual, terminan negociando, adaptándose o desapareciendo.

“Una banca sin respaldo espiritual es un trono sin corona: está, pero no gobierna”.

5. Autoridad espiritual: el verdadero poder para cambiar

La verdadera autoridad para transformar ciudades y naciones no viene del sistema electoral, sino del trono de Dios.
Cuando un político cristiano opera bajo autoridad apostólica:

    • Tiene discernimiento sobre los espíritus que gobiernan el territorio.

    • Libera palabras proféticas que cambian atmósferas.

    • No legisla solo desde principios, sino desde revelación.

    • No tiene miedo de confrontar la cultura, porque no está solo.

> “El Reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Corintios 4:20).

 

 

6. El rol de la Iglesia: formar, cubrir, enviar

La Iglesia no debe limitarse a celebrar que «hay un cristiano en política». Su responsabilidad es formar políticos con carácter, empoderarlos espiritualmente, y mantenerse como su retaguardia de oración y rendición.

No necesitamos más “figuras cristianas” en la política. Necesitamos hombres y mujeres enviados con autoridad del Reino para derribar fortalezas y establecer justicia.

 

 

La política necesita cristianos, sí. Pero no cualquier cristiano: necesita embajadores del Reino, con la espada del Espíritu, el respaldo del Cielo y la humildad de caminar bajo autoridad. De lo contrario, corremos el riesgo de poblar los espacios de gobierno con figuras evangélicas que suenan piadosas pero no tienen el poder para cambiar nada.

 

 

Porque si la lucha es espiritual, entonces la victoria solo se da por autoridad espiritual verdadera.

Pastor Fico Ruiz.