
El programa “Directo al Grano”, emitido por TVE y conducido por Marta Flich y Gonzalo Miró, se vio envuelto en controversia tras emitir un informe en el que se calificaba como “preocupante” la expansión de la Iglesia Evangélica en España. La afirmación, acompañada de comentarios sobre supuestos mensajes “peligrosos”, generó rechazo en distintas comunidades de fe, que señalaron el tono discriminatorio de la cobertura.
Una semana después, los presentadores intentaron matizar sus palabras. Flich leyó un breve comunicado en el que aclararon que su intención no era cuestionar a la Iglesia Evangélica en su conjunto, sino a ciertos individuos que, según expresaron, “actúan por libre con mensajes sectarios”. Aun así, la aclaración no borró la sensación de estigmatización hacia una comunidad cristiana con más de siglo y medio de presencia en España y más de un millón y medio de fieles.
Este episodio reabre un debate importante: la libertad religiosa y la responsabilidad de los medios a la hora de informar. En tiempos donde la fe suele ser malinterpretada o utilizada como motivo de división, el llamado de Jesús sigue siendo el mismo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).
La fe no necesita defensa, sino testimonio. Que la luz del Evangelio brille no desde la confrontación, sino desde el amor, la verdad y la coherencia. Porque el Evangelio no se impone: “se vive, se comparte y transforma corazones”.
En un mundo rápido para señalar y lento para escuchar, sigamos siendo voces de paz. Que cada palabra nuestra, en los medios o en la vida cotidiana, refleje la gracia de Aquel que nos llamó a ser luz en medio de la oscuridad.