Cristianos en Política

Saber y opinar: Tips para hablar con fundamento

Somos argentinos. Y como buenos argentinos, creemos saber de todo. Así nos conocen en el mundo. Pero… obvio, no es tan así. Les comparto ideas para fortalecer nuestro derecho a hablar y opinar, pero sabiendo de lo que hablamos, que sea coherente y que resista un análisis profundo. Luego sigue la discusión si nuestro lector está de acuerdo o no, pero ese es otro tema.

1. Hablemos de lo importante

Discernir qué temas son impuestos por la cultura, los medios y aún los mentirosos para que nos ocupemos de ellos y no de lo que es importante. Dedicar oxígeno a pavadas no provoca otra cosa que un desgaste de energía que no vale la pena. La actual cultura superficial no quiere hablar de lo importante, lo niega, lo esconde. Los maduros somos los encargados de poner sobre la mesa las cartas valiosas y forzar la discusión inteligente.

2. Hablemos de lo que sabemos

En lo personal, no opino de economía, por ejemplo. Intento entender, pero fracaso con todo éxito. Tengo un gran amigo que soporta mis mensajes y me responde en “idioma normal” mis preguntas sobre estos temas. Sugiero lo mismo para todo lo demás. Ya saben que la especialización es una de mis palabras favoritas. Cada vez más, nuestra mirada debe ser precisa en el detalle. No inventemos, y mucho menos, repitamos conceptos de otros que, si alguien nos lleva a aguas profundas, nos vamos a ahogar.

3. Preguntemos si no sabemos

Obviamente ligado a lo anterior. Una señal madura de ignorancia siempre es bienvenida. La ignorancia no es pecado ni señal de inmadurez, es señal concreta de que no sabemos todo. Y hay personas que saben mucho más que nosotros en algunos temas.

4. No seamos extremistas

Las expresiones del tipo “todos los argentinos dicen…” son exageradas e irreales. ¿Acaso hablaste con los 45 millones de argentinos? No, entonces no presentes tu opinión con ese argumento falso. Las palabras “quizás”, “percibo que”, “me parece” son buenas y dejan un espacio abierto amable para que te escuchen y valoren tu postura.

5. El uso del humor es infalible

Por lo menos a mí me gusta intentar sacar una sonrisa genuina en medio de la discusión más profunda. Viva la vida y vamos a disfrutarla. No digo que seas un desubicado, sino que tengas una actitud de relación con la persona, en cuanto sea posible, que supere las diferencias. No siempre se puede, pero al menos intentarlo. Y una broma o comentario con humor son siempre de gran ayuda.

6. Humildad sincera

Dios hay uno solo. Y hasta donde yo sé, es el único que sabe todo y nunca se equivoca. Todos los demás tenemos un margen de error propio de la humanidad que representamos. Así que no te la creas. Nada más molesto que discutir con alguien que, subido a su pedestal de orgullo, cree que lo sabe todo y que el resto del mundo es ignorante. ¡Vamos! Abrazo a todos los pensadores y discutidores.

Hacemos el mundo más interesante y menos aburrido. Lo llenamos de colores diversos y lo hacemos más interesante y más divertido. Abrazo a todos, menos a los sabiondos orgullosos insoportables y cansadores. Para ellos, el cono del silencio.

Marcelo J. Díaz